El coronavirus destruirá un 5% del PIB de la eurozona
“Lo que sucederá después del Gran Confinamiento está sujeto a una incertidumbre sin precedentes”, admite el Banco Central Europeo (BCE) en el arranque de la actualización de su cuadro de proyecciones macroeconómicas para la eurozona, publicada este jueves y que apunta -con contradictoria precisión decimal- a una caída del PIB real -a precios constantes- del 8,7% en 2020, con una inflación del 0,3%, y a una recuperación del 5,2% en 2021, con el índice de precios creciendo un 0,8%.
Según estas previsiones, la actividad económica de la Zona Euro se contraerá en cerca de 1,1 billones en términos nominales incluyendo la inflación este año y, pese al rebote del próximo ejercicio, se habrá reducido en alrededor de 600.000 millones en 2021, un 5%, respecto al crecimiento esperado antes de la pandemia de coronavirus. El impacto se habrá matizado hasta un 4% en términos reales en 2022, según la propia institución, si se cumple la estimación de incremento del PIB del 3,3% para ese año.
El BCE explica que estos números catastróficos reflejan “las estrictas medidas implementadas en la mayoría de países de la eurozona desde mediados de marzo” para contener los contagios por Covid-19 y evitar el colapso de los sistemas sanitarios, pero insiste en que responden a un escenario base y en que, dada la incertidumbre sobre la recuperación económica, la contracción del PIB podría ser incluso de hasta un 12,6% en 2020 en su visión de mayor gravedad, “que de cara a 2022 dejaría el PIB real cerca de un 9% por debajo del cálculo previo a la crisis”, advierte la institución monetaria.
“El escenario base tiene en cuenta un conjunto de supuestos sobre la evolución futura de la pandemia, un éxito parcial sobre el virus, con cierto resurgimiento de infecciones en los próximos trimestres, lo que requerirá medidas de contención persistentes hasta que esté disponible una solución médica, que se supone que sucederá a mediados de 2021”, concreta el BCE.
Según este análisis, la institución con sede en Fráncfort justifica las extraordinarias políticas monetarias adoptadas, que incide en que tendrán que ser apoyadas desde el punto de vista fiscal -bajo lo que se enmarcan los planes de los distintos gobiernos y el fondo de recuperación de la Comisión Europea-, y laboral para “ayudar a mantener los ingresos y limitar las heridas económicas que dejará la crisis sanitaria”.
“Continúa proporcionando estímulo y apoyo cuando y dondequiera que vea una necesidad”, celebra Ulrike Kastens, economista en DWS, quien reconoce que “las necesidades son muchas, dada la profundidad de la recesión en la eurozona”, por lo que considera que “no es de extrañar haya impulsado sus medidas de estímulo de emergencia más de lo esperado: el objetivo -y Christine Lagarde [presidenta del BCE] lo ha repetido muchas veces- es sobre todo mejorar de nuevo las condiciones financieras para que la recuperación económica continúe en los próximos meses”.
“Se prevé que la inflación será de sólo el 1,3% a finales de 2022 y esto explica que todos los programas de compra de activos y las reinversiones están programados para durar tanto tiempo”, añade Samy Chaar, economista jefe de Lombard Odier. “En opinión de los banqueros centrales de la eurozona, el Programa de Compras de Emergencia para Pandemias (PEPP), con su flexibilidad, es el más adecuado para este fin, además, al aumentar el tamaño y prorrogarlo hasta junio de 2021, garantiza la estabilidad de las expectativas, lo que seguirá ayudando a los países periféricos a hacer frente a la crisis”, observa Ulrike Kastens.
“Aunque las economías se verán respaldadas principalmente por el enorme gasto fiscal, el BCE está haciendo lo posible por ayudar a reducir la presión sobre el mercado a la hora de absorber las emisiones necesarias para financiarlo”, destaca Jon Day, gestor de deuda de BNY Mellon. Y lo cierto es que en el caso de España, el Estado se sigue financiando en condiciones inmejorables, con el horizonte próximo e inédito de reducir el coste medio de toda la deuda en circulación por debajo del 2%.
Un hito que permitirá que las ratios de carga de intereses con relación al PIB y respecto a los ingresos de las Administraciones Públicas se mantengan en niveles cercanos a los de 2019 2,2% y 5,8%, respectivamente-, muy alejados de los que se alcanzaron tras la Gran Crisis Financiera a pesar del endeudamiento histórico 115% respecto al PIB-, “por lo que el esfuerzo requerido para atender el pago de intereses es sostenible”, según detalló recientemente el Ministerio de Economía.