Repsol es la firma que más controlaría su deuda
El sector petrolero llegó a la anterior espiral bajista del crudo entre 2014 y 2016 en un momento mucho más complicado, con el apalancamiento disparado y unos niveles de breakeven muy por encima de los actuales. Esta nueva crisis ha pillado a la industria en guardia, lo que ha permitido que tomen medidas con más celeridad. Y si hay una empresa que afronta la situación con un balance muy distinto esa es Repsol.
En aquel momento la gran amenaza era que su calificación pasase a ser de bono basura al tener un apalancamiento mucho más elevado, un miedo que ahora parece muy lejano con un balance mucho más saneado. Según los cálculos de Bank of America, a cierre de 2019 la deuda suponía un 24% sobre el capital de Repsol, la ratio más baja del sector y en un escenario de estrés -con el crudo en 30 dólares- la española sería la única integrada europea que mantendría esta ratio por debajo del 30%.
“Nuestro test de estrés presionaría el apalancamiento medio y lo llevaría al 33%, por encima del objetivo típico entre el 25-30% para las firmas europeas. Calculamos que este nivel sobresaldría en BP y OMV, por lo que consideramos que serían las firmas en las que sería más probable ver medidas dilutivas como la venta de activos en un mal momento”, inciden en la entidad americana.
Una de las grandes fortalezas de Repsol que le hace ser menos dependiente de los precios del crudo que algunos de sus comparables es su negocio de refino y marketing, si bien es cierto que la debilidad de la demanda perjudicará a este negocio mientras dure el confinamiento. En este contexto, la compañía ha dibujado un plan para un precio del petróleo en 35 dólares, un escenario que ya no parece descabellado. De hecho, el precio medio del Brent en el año se sitúa en los 43 dólares por barril.
“Nuestra tesis en Repsol se basa en la visión de que su capacidad financiera puede ser resistente en la parte baja del ciclo, mientras que tiene un alto apalancamiento operativo en una recuperación que pensamos que llegará en la segunda mitad de 2020. Seguro que el segundo trimestre será complicado dada la debilidad en los precios y el impacto en la demanda, pero el escenario alcista parece considerable”, apuntan desde Citi.
De hecho, a pesar del fuerte golpe que sufren las acciones de la compañía cotizando ligeramente por encima de los 8 euros, el mercado de deuda parece mucho más tranquilo. La rentabilidad del bono a 2025 emitido en abril se sitúa por debajo del 1,6% y los seguros de impago (CDS) se han relajado desde los 287 puntos básicos a quedarse por debajo de los 150 puntos.
“Estamos mejor preparados que otras compañías porque, quizás, somos menos dependientes del precio del crudo. A lo mejor, permítanme bromear, no somos la mejor alternativa en el sector cuando el precio del petróleo es de 100 dólares, pero somos una de las mejores alternativas cuando hay precios bajos”, argumentaba Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, en el encuentro con analistas tras los resultados del primer trimestre del año.
En un entorno complicado para todo el sector, la petrolera ha buscado impulsar la liquidez, emitiendo bonos por 1.500 millones de euros y levantando 1.300 millones en líneas de crédito adicionales y, con todo, la compañía espera que el apalancamiento pueda mantenerse en línea con el de 2019 al cierre de año si el petróleo tiene un precio medio de 35 dólares.
“Repsol tiene menos exposición a un precio del crudo más débil que la mayoría de sus comparables. Aunque sus activos de downstream también están expuestos a la debilidad actual de márgenes, en general pensamos que su flujo de caja será el que menos caiga este año, subrayando su resiliencia”, apuntan desde HSBC.
Con la brusca caída del precio del petróleo las firmas del sector han reaccionado rápidamente, recortando sus niveles de inversión y suspendiendo de manera generalizada los programas de recompra de acciones. Mientras, la mayor parte de empresas ha optado por mantener sus dividendos al menos en el corto plazo, salvo en los casos de Equinor y Royal Dutch Shell, que los han recortado.
“Estas medidas han recortado el breakeven medio para pagar dividendos a 37 dólares de media. El flujo de caja que no sea cubierto podría estar protegido por el circulante y los balances, evitando recortes de pagos en 2020. Con todo, aún vemos algunos problemas en algunos casos, donde se requerirá mas ayuda mediante la dilución de los pagos en scrip o la venta de activos”, apuntan en Bank of America.
La mayor parte de las firmas del sector se han comprometido a mantener sus pagos, pero las rentabilidades más altas son las que ofrecen Repsol y BP, del 12% y el 11%, en cada caso. En el caso de la española se ha comprometido a abonar 1 euro por acción y recomprar los títulos emitidos por el ‘scrip’, si bien lo hará con autocartera en lugar de recomprando títulos. Mientras, los pagos de Total y Eni dan un 9%, pero la primera ha vuelto a los ‘papelitos’.