¿Miedo a una nueva crisis?
La tasa de ahorro de los hogares de la eurozona se ha situado en el segundo trimestre de 2019 en el 13,3%, tres décimas por encima del nivel registrado entre enero y marzo, y la más elevada desde el primer trimestre de 2010, según muestran los datos de la agencia de estadística de la Comisión Europea, Eurostat. Los hogares podrían estar optando por ahorrar una mayor parte de su renta ante el empeoramiento de las perspectivas económicas (ahorro-prevención), aunque también hay otros factores más complejos que pueden explicar este comportamiento.
De este modo, el ahorro de los hogares de la zona euro cumple tres trimestres al alza, coincidiendo con la ralentización del crecimiento de la región, que entre abril y junio se frenó al 0,2% desde el 0,4% del primer trimestre. Los nuevos indicadores ‘macro’ publicados no hablan de una mejora, más bien todo lo contrario. El PIB de la zona euro podría presentar una tasa de variación todavía más baja en el tercer trimestre de este año. Algunas estimaciones hablan de un estancamiento total (crecimiento del 0%) para el tercer trimestre.
Esta tasa ahorro calcula el porcentaje de la renta disponible que las personas se ‘guardan’ una vez que han cumplido con sus necesidades de consumo. Su incremento se puede deber a una caída del consumo, a un aumento de la renta (lo cual sería positivo) o a una combinación de ambos. En una Eurozona debilitada, un aumento del ahorro debido a un descenso del consumo podría dar la ‘puntilla’ a la actividad económica de la región que se estaba sosteniendo en el consumo de los hogares y la inversión.
Aunque la tasa aún se encuentra lejos de la vista durante 2009, lo cierto es que la tendencia al alza comenzó a finales de 2007, mientras que la recesión a la Eurozona llegó a finales de 2008. La situación de hoy es diferente, no se espera una recesión profunda en la zona euro, se habla más de frenazo o estancamiento, pero este menor crecimiento puede tener efectos negativos en el mercado laboral, lo que estaría llevando a los hogares a tomar precauciones.
Antonio Pedraza, presidente de la Comisión Financiera del Consejo General de Economistas, cree que el incremento del ahorro es consecuencia de diversos factores, unos positivos y otros no tanto. Por un lado “es el reflejo de un aumento de la renta disponible causado por un repunte de los salarios en un entorno de baja inflación. La creación de empleo, aunque sea a un ritmo menor de la mitad que a principio de año también ayuda a sostener el aumento de la renta”.
Pero por otro lado también puede ser una decisión por miedo, reduciendo el consumo antes de que llegue el temporal. “El aumento del ahorro también se aprecia en el posicionamiento de los inversores que están moviendo su dinero a productos asegurados, de renta fija o deuda soberana. Se trata de un elemento de ahorro-prevención provocado porque los ahorradores ven que se avecinan tiempos peores”, explica este experto.
Otro factor que puede estar fomentando el ahorro de las familias son los tipos de interés negativos aplicados por el Banco Central Europeo. Esto sería un efecto no deseado, puesto que las políticas expansivas del banco central pretenden incrementar el crédito, el consumo y la inversión, precisamente a través de desincentivar el ahorro con unos bajos de tipos de interés.
Sin embargo, cada vez son más las instituciones financieras que especulan con la posibilidad de que estas políticas estén teniendo efectos contraproducentes. Los tipos negativos pueden alertar o acentuar el miedo de los agentes de la debilidad de la economía, lo que a su vez puede fomentar el ahorro preventivo.
Por otro lado, hay teorías que sostienen que unos tipos de interés más bajos o negativos pueden contribuir a tasas de ahorro más altas, no más bajas, porque la tasa de rendimiento de los instrumentos financieros (depósitos, bonos…) es tan baja que las personas pueden intentar compensar este bajo retorno incrementado su cantidad total de ahorro. Este escenario puede es más probable que se produzca en una economía con una población que envejece, ya que las personas tienden a incrementar sus ahorros en la recta final de sus vidas laborales para estar mejor preparados para la jubilación.
Por su parte, la inversión de los hogares de la zona euro se situó en el 9%, dos décimas por encima de la tasa registrada en los tres primeros meses de 2019.
A su vez, la tasa de inversión de las empresas de la Eurozona se situó en el segundo trimestre en el 25,7%, frente al 23,8% de los tres meses anteriores, la más alta de toda la serie histórica, que se remonta a 1999.