Las empresas de EEUU estiman que sus ingresos en China se reducirán más del 50% si la epidemia dura hasta el verano
La Cámara de Comercio de Estados Unidos en China (AmCham China) publicaba el jueves los resultados de su encuesta que mide el impacto del brote de COVID-19 en las empresas estadounidenses que forman parte de la organización. Con mas de 150 compañías participando en el sondeo, estos resultados brindan la primera visión de cómo se han visto afectadas y qué medidas gubernamentales les gustaría ver.
Paralelamente, en la tarde del miércoles, el presidente Donald Trump asignó al vicepresidente Mike Pence para liderar y coordinar la respuesta ante la amenaza del coronavirus, junto con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) y otras agencias gubernamentales. El mandatario estadounidense declaró que EEUU está “muy, muy preparado” para lo que sea que traiga la amenaza del coronavirus y trató de minimizar los temores de que el virus se propague ampliamente en EEUU y dijo: “No creo que sea inevitable”.
A nivel empresarial, como se esperaba, el impacto de esta situación ha sido significativo para las empresas estadounidenses en China. Las interrupciones de viaje y la reducción de la productividad del personal se postulan como los desafíos más importantes para las empresas estadounidenses que operan en el gigante asiático, mientras que casi un tercio de los encuestados dicen que se enfrentan a un aumento de los costes y una reducción significativa de los ingresos.
Pekín continúa intentando implementar un delicado equilibrio entre la contención de la epidemia y el reinicio de la economía china, pero los efectos de retrasar el regreso a las operaciones normales podrían pasar una gran factura: casi la mitad de los encuestados espera que los ingresos este año en gigante asiático disminuyan si las empresas no pueden volver a la normalidad antes del 30 de abril, mientras que cerca de una quinta parte dice que los ingresos de 2020 disminuirán más del 50% si la epidemia se extiende hasta finales de agosto.
Un tercio de los participantes en la encuesta esperan una vuelta a las operaciones normales a finales de marzo
En términos de perspectivas económicas, casi un tercio de los participantes en la encuesta esperan una vuelta a las operaciones normales a finales de marzo, mientras que el 12% de los encuestados proyecta retrasos en distintos proyectos que podrían extenderse hasta el verano. Mientras tanto, más de la mitad de los encuestados dicen que es demasiado pronto para determinar el coste estimado de estas demoras, aunque alrededor del 10% informa que están perdiendo al menos medio millón de yuanes por día.
“Las compañías miembro de AmCham China, como gran parte de la sociedad aquí, enfrentan una gran cantidad de incertidumbres en la lucha contra COVID-19”, destaca el presidente de AmCham China, Greg Gilligan, en un comunicado. “Hay, a corto plazo, un impacto negativo claro y significativo en las operaciones para las compañías, a través de interrupciones de viaje, reducción de la productividad, aumento de los costes, caídas significativas en los ingresos y más”, añade.
Gillian destaca como para la mayoría de los miembros de AmCham China, todavía es demasiado pronto para determinar cuán significativo será el impacto a largo plazo. “El 43% de los encuestados dice que es demasiado pronto para determinar el impacto de COVID-19 en 2020 en el crecimiento del mercado, la mitad siente que es demasiado pronto para determinar el impacto en las inversiones planificadas en el país, mientras que un cuarto de las compañías encuestadas busca todavía mantener los planes de inversión existentes”.
Las próximas semanas serán cruciales para que las empresas estadounidenses puedan calcular el impacto real que el brote del COVID-19 va a ejercer en sus operaciones y si el daño será reparable a corto plazo. Si los proveedores del gigante asiático consiguen reanudar la actividad antes de que finalice el primer trimestre del año, las consecuencias serán limitadas. De lo contrario, la necesidad de reubicar cadenas de suministro y replantear las actividades en el mercado chino probablemente hagan mella en los ingresos.
“Muchos equipos de gestión experimentaron interrupciones en la cadena de suministro y disminución de la demanda final. Sin embargo, la incertidumbre en la duración yla gravedad de la epidemia ha hecho que los gerentes se hayan mostrado reacios a proporcionar previsiones para la primera mitad de este año, esperando que el brote tenga un impacto limitado a largo plazo”, explica Ben Snider, estratega de Goldman Sachs.
El equipo de estrategas de Goldman Sachs liderado por David Kostin ha revisado su estimación de beneficios para el año en curso de las compañías estadounidenses hasta los 165 dólares por acción desde los 174 dólares previos, lo que representa un crecimiento del 0% en 2020. El consenso todavía espera que el beneficio por accióon suba un 7% este año, aunque esta proyección cambiará conforme se vaya proyectado el efecto del virus en las cuentas de los componentes del S&P 500.
“Nuestras estimaciones reflejan la severa disminución de la actividad económica china en primer trimestre, la menor demanda final para los exportadores estadounidenses, la interrupción en la cadena de suministro de muchas empresas estadounidenses, la desaceleración de la actividad económica de EEUU y la elevada incertidumbre comercial”, justificó Kostin en en una nota a los clientes.