La UE se debate entre las presiones de EEUU y China
La escalada de las tensiones diplomáticas entre las dos mayores economías del mundo ha virado de las tensiones comerciales, todavía presentes, al origen de la pandemia del coronavirus que ha infectado ya a 3,6 millones de personas en todo el mundo. Entre medias de ambos países se encuentra la Unión Europea.
Esta semana, el Departamento de Estado de EEUU dijo que espera que sus aliados y socios se unan a Washington para pedir explicaciones y plantear preguntas difíciles a China y la Organización Mundial de la Salud (OMS) “para evitar un brote sin control en el futuro”.
En la primera respuesta oficial de Pekín después de que el secretario de Estado, Mike Pompeo, asegurase ha visto “evidencias claras” que demuestran que el virus llegó del Instituto de Virología de Wuhan, el Ministerio de Exteriores de China pide que EEUU publique sus pruebas.
“¿Evidencias claras? Que las den a conocer entonces”, sentenció Hua Chunying, portavoz de dicho Ministerio. Según explicó durante una rueda de prensa, Pompeo no puede presentar ninguna prueba porque no las tiene. “Creo que este asunto debería ser gestionado por los científicos y profesionales en lugar de los político”, recomendó.
Sin embargo, la administración Trump quiere una investigación a nivel internacional que aclare si el gobierno de Xi Jinping hizo una mala gestión durante los primeros síntomas del brote que ha acabado con la vida de más de 250.000 personas y desatado la peor crisis económica desde la Gran Depresión.
En este objetivo, Washington busca el apoyo de sus principales aliados. El gobierno de Australia ya indicó a mediados del mes pasado la necesidad de una investigación independiente que desató un pulso diplomático con el gigante asiático que Frances Adamson, secretaria del Departamento de Asuntos Exteriores y Comercio de Australia (DFAT, por sus siglas en inglés), tachó como un velado intento de coacción económica por parte de Pekín.
Dicho esto, las agencias de inteligencia australianas han cuestionado la evidencia anunciada por funcionarios estadounidenses que supuestamente vinculan el coronavirus a un laboratorio de Wuhan. En este sentido, la atención está puesta en el presunto informe de 15 páginas, del que si hizo eco el Daily Telegraph, elaborado por la alianza conocida como Cinco Ojos (Five Eyes) donde se daría crédito a las acusaciones de que China engañó deliberadamente al mundo sobre la transmisión del virus entre humanos e hizo desaparecer a médicos y científicos para completar su encubrimiento.
Un documento sobre el que Australia, Reino Unido y Canadá, miembros junto a Nueva Zelanda y EEUU de esta coalición de inteligencia, han mostrado ciertas reservas ya que estaría basado principalmente en informes ya público y no contiene información material que corrobore verazmente las acusaciones de la administración Trump.
En medio de esta situación se encuentra la Unión Europea que inicialmente propuso una investigación internacional para analizar las “lecciones aprendidas de la respuesta internacional al Covid-19” para ayudar a mejorar las futuras reacciones a una pandemia. No obstante, según indica el Wall Street Journal, esta propuesta se quedó corta con los objetivos que busca EEUU de investigar los orígenes de brote y el papel jugado por el gobierno chino.
Josep Borrell, vicepresidente de la Comisión Europea y Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad Común, aseguró a medios franceses el pasado fin de semana que se “necesita mirar independientemente lo que sucedió, apartándonos del campo de batalla entre China y Estados Unidos, quienes se culpan mutuamente por los eventos en una guerra que solo ha exacerbado su rivalidad”.
La UE ha indicado que el bloque y sus 27 estados miembros co-patrocinarán un proyecto de resolución que pide una “revisión independiente” del nuevo coronavirus que causa la enfermedad cuando la Asamblea Mundial de la Salud de la OMS se reúna el próximo 18 de mayo. El jueves, el secretario de Estado de EEUU pidió a Europa que apoye la participación de Taiwán como observador en dicha Asamblea así como en otros foros relevantes dentro de Naciones Unidas, un claro desafío a Bruselas y Pekín.
Los diplomáticos chinos ya presionaron el mes pasado a la UE para que no publicase en un informe donde se determinaba que el país asiático distribuyó información falsa durante la crisis. Borrell reconoció la existencia de estas presiones pero negó cualquier cesión. Al respecto argumentó que, desde el principio, tenía en mente dos informes: uno, público, más suave; y otro, interno, con el 100% de la información, incluidos los contenidos más duros. El secretario de Estado de EEUU recordó que Borrell ha sido tachado de ser “un poco naive” sobre China.
De todas formas, la falta de claridad sobre el origen y gestión del brote no solo han generado las críticas de la administración del presidente de EEUU, Donald Trump. La canciller alemana, Angela Merkel, ha exigido a Pekín una mayor transparencia sobre la procedencia del virus mientras que el presidente galo, Emmanuel Macron, reconoció tras el encuentro virtual del G-7 del pasado 17 de abril que China tendrá que “contestar preguntas difíciles”.
Pompeo dijo el miércoles en una rueda de prensa que cree que los países de Europa están comenzando a ver, tal como EEUU ya lo hace con claridad EEUU, cómo la gestión de China “podría haber sido diferente y, lo que es más importante, las cosas que deben cambiar ahora”. “Los europeos están dándose cuenta de cómo sucedió todo esto y no van a tolerar que se siga negociando como de costumbre”, añadió.