Johnson pasó a la ofensiva sobre el Brexit y prometió llevarlo a cabo el 31 de octubre
El polémico primer ministro británico Boris Johnson pasó este domingo a la ofensiva sobre el Brexit y prometió llevarlo a cabo a cualquier precio el 31 de octubre, antes de iniciarse la conferencia anual de su Partido Conservador en Mánchester, en pleno caos político en Reino Unido.
Mientras impera la división en torno a la salida del país de la Unión Europea (UE), Johnson dijo que «la mejor forma de acabar con ella es cumplir con el Brexit el 31 de octubre, y que el país siga adelante», en una entrevista con la BBC.
Johnson, con el amplio apoyo de las bases de su formación, llegó al poder en julio comprometiéndose a aplicar el Brexit –adoptado por 52% de los británicos en el referéndum de 2016– incluso sin acuerdo de divorcio con la UE, un acuerdo susceptible de atenuar el choque para la economía del país.
Pese a la oposición abierta del parlamento a una salida brutal, Johnson no reniega de sus promesas y libra una guerra abierta con los diputados, a quienes opone el «pueblo» que él asegura defender.
«El Partido Conservador tendrá que demostrar una posición agresiva y unida sobre el Brexit» en sus cuatro días de congreso, dice a la AFP Constantine Fraser, un analista del gabinete de estudios TS Lombard.
La agresiva política de Boris Johnson ha tenido un contraproducente efecto bumerán para él.
Suspendió el parlamento, pero los diputados votaron urgentemente una ley que lo obligaba a pedir a Bruselas una postergación de la salida en caso de falta de acuerdo sobre el Brexit.
Además, los legisladores consiguieron que la Corte Suprema calificara de nula la decisión de suspender el parlamento, por que lo pudieron volver a sus escaños.
Boris Johnson ha sido muy criticado esta semana por su agresividad contra la Cámara de los Comunes, institución con la cual los enfrentamientos han sido muy duros.
«Creo que todos deberíamos tranquilizarnos» declaró a la BBC el primer ministro, que se proclamó además «modelo de moderación». Johnson acusó a sus adversarios de esconder sus intenciones –impedir el Brexit– detrás de una «gran nube de indignación».
Dijo además que había «buenas posibilidades» de llegar a un acuerdo con Bruselas, pese a que las negociaciones con la UE no avanzan.
Johnson «basa su credibilidad en una salida de la UE el 31 de octubre, y es difícil saber cómo lo conseguirá. Su respuesta es pelearse (…) y exacerbar la confrontación», augura Constantine Fraser.
Pero la estrategia de Johnson parece darle resultados. Dos sondeos publicados por YouGov y Opinium esta semana dan a los conservadores entre 11 y 12 puntos de ventaja obre los laboristas, primer partido de oposición.
Prueba del enfrentamiento con el parlamento es que Boris Johnson podría no asistir a las tradicionales preguntas al primer ministro del miércoles en la Cámara de los Comunes, y en su lugar pronunciar el discurso de cierre del congreso de su partido.
Un gesto de represalia hacia los diputados, que rehusaron acordar a los conservadores una corta pausa para asistir a tiempo completo al congreso, como es tradicional hacerlo.
En este contexto, muchos observadores británicos consideran inevitable la celebración de elecciones en los próximos meses para salir de este atolladero.
Johnson afronta además el riesgo de que se le abra una investigación penal debido a sus relaciones con una empresaria estadounidense, Jennifer Arcuri, que pudo beneficiarse de fondos públicos cuando él era alcalde de Londres.
El Sunday Times afirma que ambos tuvieron una relación y que Johnson no declaró posibles conflictos de intereses.
«Todo se hizo como debió hacerse» ha replicado el primer ministro.