Holanda y Austria endurecen las condiciones del MEDE contra el virus
Europa ha respondido hasta ahora con balbuceos a la mayor crisis desde la Segunda Guerra Mundial. Pero poco a poco, el paquete económico para amortiguar el golpe del coronavirus Covid-19 empieza a tomar forma, aunque Holanda y Austria buscan endurecer la condicionalidad del MEDE.
El Eurogrupo del próximo martes debería tener listo el plan, que pasará a continuación a los líderes de los Estados para su aprobación. Según las fuentes consultadas, la respuesta la darán conjuntamente del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), la Comisión Europea y el Banco de Inversiones. No llegarán tan pronto ni tan lejos como algunos querían, y aun así, el resultado todavía no está asegurado.
El gran obstáculo continúan siendo las diferencias en torno a las condiciones que un grupo de países quiere añadir a los términos de los préstamos blandos que dará el MEDE.
El fondo de rescate de la eurozona, con unos 410.000 millones de euros disponibles, ha propuesto una línea de crédito con condiciones reforzadas, pero rebajada a una condicionalidad muy light, dada la naturaleza simétrica del shock. Los socios del euro podrían pedir prestado hasta el 2% de su PIB.
Para el MEDE, las condiciones se limitarían a que el dinero se dedicara a los costes de la pandemia, tanto sanitarios como de otra naturaleza. Más a largo plazo, pide de manera general que los países respeten las normas fiscales de la UE, y hace un guiño a Italia y España, añadiendo una referencia a la flexibilidad aplicada actualmente al Pacto de Estabilidad.
El MEDE precisa que se trataría de las mismas condiciones fijadas de antemano para todos, evitando así estigmas, y sin detallar ajustes o reformas que necesitarían realizar para equilibrar sus cuentas.
Pero a ambos lados, su propuesta se queda corta, por diferentes motivos. Fuentes europeas comentaron a este diario que Holanda y Austria no solo quieren que las condiciones se endurezcan, sino que además deben ser específicas para cada país.
Una segunda fuente diplomática añadió Finlandia a este grupo de los duros, aunque reconoció que los dos primeros han llevado la voz cantante. Alemania se ha descolgado de este grupo, aunque las fuentes consultadas apuntan a que puede haber divisiones dentro de la coalición en Berlin.
Durante la reunión preparatoria de los técnicos del Eurogrupo este miércoles, Viena insistió en añadir condicionalidad macroeconómica, aunque se aplicara de manera “inteligente”. Mientras, La Haya mantiene que debe de haber condiciones macroeconómicas específicas para cada país, y se debe ser “cauto” al recurrir al MEDE dado que lo consideran una red de seguridad de último recurso.
En el campo contrario, Italia y España tampoco están satisfechos con el borrador del MEDE, ni siquiera con los términos mínimos que plantea. Para hacer el instrumento más atractivo, el Mecanismo plantea que los vencimientos lleguen hasta los diez años, y que no se realicen las visitas a las capitales de los hombres de negro, como debería ser el caso con la condicionalidad reforzada. Un punto en el que chocarían también con los duros, ya que Holanda ha insistido en cumplir íntegramente con la normativa del MEDE.
Roma y Madrid están dispuestos a considerar los créditos blandos del MEDE solo sin condicionalidad, y como parte de un plan más amplio, que incluya soluciones ambiciosas para compartir los costes de la recuperación tras la pandemia, como con la emisión conjunta de deuda, los llamados coronabonos.
Fuentes europeas consideran que los coronabonos continúan siendo tabú para media docena de países, entre los que destacan Alemania y Holanda. Sin embargo, añaden que el paquete se completará con otras dos patas añadidas al MEDE.
El Banco Europeo de Inversiones contribuirá con un nuevo Fondo de Garantías de 25.000 millones, con el que espera movilizar 200.000 millones en inversiones. Para ello respaldaría sobre todo préstamos del sector privado, principalmente a pymes.
No obstante, el borrador de la propuesta, al que tuvo acceso elEconomista, precisa que también se podría usar para apoyar las “operaciones con perfil riesgo elevado” de las regiones, municipios y autoridades sanitarias afectadas por el virus. Además de extender garantías, la intervención del BEI también podría materializarse a través de la toma de participaciones empresariales para rescatar a empresas en apuros, señala el borrador.
La tercera pata es el nuevo instrumento de la Comisión Europea para financiar, también con préstamos ventajosos, los ERTES y esquemas nacionales similares destinados a evitar la destrucción temporal de empleo por el coronavirus. Este nuevo instrumento, adelantado este jueves por elEconomista, se basaría en garantías ofrecidas por las capitales también por valor de 25.000 millones, con el objetivo de atraer en los mercados hasta 100.000 millones de euros.
Junto a todas estas propuestas, que llegarán a la mesa del Eurogrupo el martes, Holanda y Francia también enviaron esta semana a las capitales sus ideas para presionar desde flancos diferentes en este choque Norte-Sur sobre la fórmula de la respuesta económica al paquete.
Sus propuestas, vistas por este diario, reflejan por una parte los intentos de La Haya de corregir la insolidaridad percibida en las capitales del Sur durante últimas semanas. Por su parte, París quiere aprovechar el plan de recuperación para colar el reforzamiento industrial, especialmente para reubicar en Europa cadenas de valor estratégicas, una de sus obsesiones en esta crisis.
Holanda propone un fondo de hasta 20.000 millones de euros, financiado por los socios de la UE con aportaciones adicionales. La gran ventaja es que se trataría de subvenciones, no de préstamos ni garantías. Sin embargo, el montante es muy limitado para la magnitud de la crisis, y tan solo se podría destinar a prioridades sanitarias.
Francia, por su parte, insiste en añadir coronabonos al plan paquete triple de MEDE, Comisión y BEI. Estos bonos se reembolsarían entre todos los socios, a través de un nuevo “impuesto solidario”, que sería “nuevo y excepcional”.
Las fuentes consultadas reconocen que este plan es una primera línea de defensa, y que le falta un instrumento potente para financiar la recuperación tras superar la crisis sanitaria. Pero consideran que los coronabonos difícilmente jugarán ese papel por resultar muy controvertidos.
En su lugar, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, señaló que el presupuesto plurianual para el próximo periodo (2021-2027), que está actualizando estos días, puede ser ese Plan Marshall demandado para salir del agujero.