El Reino Unido evita precipitarse
El Gobierno británico mantiene el protocolo de contención del plan contra el coronavirus, aunque reconoce que la preparación está ya en marcha para la fase de retraso de una epidemia considerada ya inevitable. El primer ministro, Boris Johnson, presidió ayer una reunión del Gabinete de Emergencias COBRA, que determinó que medidas draconianas como las adoptadas en los países del entorno se impondrán en “el momento adecuado”, dado el riesgo de actuar precipitadamente, vaciando de contenido su eficacia.
El dispositivo, sin embargo, será convocado de nuevo este martes, cuando el Reino Unido podría oficializar la transición a un estadio que priorizaría reducir el contacto social, con medidas como el cierre de escuelas, restricciones a eventos a gran escala, o el incentivo a trabajar desde casa. Además, el Ejecutivo ha mantenido encuentros con los principales supermercados para analizar potenciales problemas de suministro, ante el pánico contagiado en parte de la población, pese a las apelaciones del Gobierno a mantener la calma.
La esperanza actual pasa por ganar tiempo para dejar atrás el invierno, cuando la presión sobre el sistema sanitario sea menor, si bien el ministro del Tesoro ha avanzado ya que los presupuestos que se presentan también este miércoles incluirán partidas especiales para apoyar al Servicio Nacional de Salud (NHS) y minimizar el impacto del virus sobre la economía, con ayudas para los trabajadores y apoyos a las empresas.
Con todo, la pauta de referencia al norte del Canal de la Mancha sigue siendo fundamentalmente lavarse las manos con jabón, según explicó mismo el propio Johnson, quien se ha puesto personalmente al frente de la gestión de la primera gran crisis de su mandato. No en vano, las autoridades sanitarias estiman que, dentro de dos semanas, todos aquellos que muestren fiebre, o el mínimo síntoma, tendrán que auto-aislarse durante siete días.