El Reino Unido evita la recesión pero su economía crece al ritmo más bajo por el Brexit
Con un crecimiento interanual del 1%, la economía de Reino Unido avanza a su ritmo más bajo desde hace casi una década, lastrada por el Brexit y la ralentización global, de acuerdo con los datos difundidos hoy por la Oficina nacional de estadística (ONS).
La ONS indicó que el producto interior bruto (PIB) creció un 0,3% en el tercer trimestre de este año, frente a una contracción del 0,2% en el segundo trimestre, lo que evita una recesión técnica (que se produciría con dos trimestres consecutivos de decrecimiento).
Sin embargo, el aumento del 0,3% registrado entre julio y septiembre, impulsado sobre todo por el sector servicios, motor de la economía nacional, fue menor del esperado por los analistas y el Banco de Inglaterra, que habían pronosticado un 0,4%.
El incremento interanual del 1% (por debajo del 1,3% registrado en el segundo trimestre del año, comparado con el mismo de 2018) es el más bajo detectado en el país desde principios de 2010, cuando aún se notaban los efectos de la crisis crediticia global de 2008.
“El sector de los servicios volvió a liderar, y el de la construcción tuvo también un buen rendimiento”
Un portavoz de la ONS explicó que el avance del PIB en el tercer trimestre de 2019 se debió a los “sólidos” datos de los diferentes sectores productivos, sobre todo el de los servicios, computados durante el mes de julio.
“El sector de los servicios volvió a liderar, y el de la construcción tuvo también un buen rendimiento”, dijo esta fuente, que añadió que las caídas sufridas por el sector manufacturero se vieron compensadas en parte por una recuperación de la producción automovilística.
La ONS dijo que no hay indicios de que se produjera una acumulación de bienes en los almacenes de cara al 31 de octubre, la fecha que se preveía para la salida de la Unión Europea (UE), que después fue prorrogada hasta el 31 de enero.
Este abastecimiento preventivo sí tuvo lugar antes de la anterior fecha programada para el Brexit, el 29 de marzo (pospuesta hasta el 31 de octubre), lo que propició un incremento del PIB en esa época.
Aunque relativamente estable, la economía británica está ralentizada debido a la incertidumbre que genera el proceso de retirada de la UE, que, entre otras cosas, ahuyenta la inversión.
Además, se ve perjudicada por la desaceleración económica europea y global, consecuencia en parte de la guerra comercial entre China y Estados Unidos.
Los británicos elegirán en unas elecciones generales el próximo 12 de diciembre el nuevo Gobierno de Londres, lo que determinará cómo se concreta el Brexit.
En sus última previsiones, el Banco de Inglaterra estimó que el PIB crecerá este año un 1,4% (frente al 1,3 % augurado en agosto), un 1,2% en 2020 (comparado con un 1,3% estimado antes) y un 1,8% en 2021, cuando previamente se esperaba un avance del 2,3%.
Se expandirá sin embargo un 2% en 2022, según los cálculos difundidos la semana pasada, al término de la reunión de su comité de política monetaria, cuando, por primera vez en mucho tiempo, dos de sus nueve miembros votaron por bajar los tipos de interés (ahora en el 0,75%) para impulsar la economía.
El pasado viernes, la agencia internacional de medición del riesgo crediticio Moody’s advirtió de que podría rebajar la calificación del Reino Unido, que actualmente es de Aa2 (el tercer grado más alto), según evolucione el Brexit.
La agencia criticó que el proceso de salida de la UE ha causado “parálisis en las decisiones políticas” y también que, en esta campaña electoral, los partidos están haciendo promesas de gasto público “sin un plan claro” sobre cómo se financiarían.