El precio del petróleo se enfrenta a un colapso
El precio del barril de Brent se ha desplomado cerca de un 55% desde los máximos de principios de enero (este lunes se hunde otro 6%). La caída ha llevado al precio del conocido como ‘oro negro’ a los 31,6 dólares, mínimos desde 2016. Los precios del crudo se encuentran acorralados por un golpe doble que dejan a esta materia prima al abismo de un colapso sin precedentes en la historia. Normalmente el precio del crudo corrige cuando la demanda pierde fuerza (por una crisis, por ejemplo) o cuando los productores aumentan con fuerza la extracción de crudo (oferta) para ganar cuota de mercado vendiendo a menores precios. En esta ocasión el golpe viene de ambos lados: el coronavirus está provocando la primera caída en la demanda de crudo desde 2009, mientras la guerra de precios entre Arabia Saudí, Rusia y el fracking de EEUU está inundando el mercado de petróleo ‘barato’ con tal intensidad que la situación no tiene precedentes, según el director de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
“Con una combinación de exceso de oferta masiva y un choque de demanda significativo al mismo tiempo, la situación que estamos presenciando hoy parece no tener precedentes en la historia del mercado petrolero”, declaró la semana pasada Fatih Birol, director de la AIE. Estos comentarios se produjeron tras la negativa de Rusia a recortar la producción de crudo para equilibrar un mercado que ya mostraba un exceso de oferta incluso antes de que el coronavirus lastrase la demanda global de crudo. Ahora, el petróleo amenaza incluso con perder los niveles mínimos de 2016 y marcharse a precios de 2003 o 2004, cuando el petróleo se movía entre los 20 y los 30 dólares.
Greg E. Sharenow, economista de Pimco -mayor gestora de bonos del mundo-, explica en una nota que “estamos en una confluencia única, los mercados de petróleo están siendo golpeados tanto por el lado de la oferta como por un shock de demanda… La reacción del mercado petrolero fue dramática pero no injustificada, en nuestra opinión. Arabia Saudí nunca antes había aumentado intencionadamente la producción en medio de un shock negativo de la demanda”.
Todo dependerá del entendimiento entre los miembros de la OPEP y los que eran sus aliados hasta la última reunión. Si Arabia Saudí y otros miembros de la OPEP se muestran dispuestos a mantener una producción elevada durante más de un trimestre, los precios del crudo pueden seguir cayendo. Joel Hancok, analista de Natixis, calcula en uno de los posibles escenarios que el Brent se dirija hacia los 20 dólares en algún momento del segundo trimestre de este año. Si no hay acuerdo, el precio medio del barril de petróleo europeo estará en los 27 dólares. “Es un escenario que no se puede descartar”, sentencia este experto. Para tener algo más de contexto, el barril de Brent estaba por encima de 100 dólares en la primera mitad de 2014 y llegó a rozar los 150 dólares por barril en 2008.
Resulta fundamental ver la reacción de las empresas de fracking en EEUU. Aunque esta disputa parece una lucha a dos entre Riad y Moscú, lo cierto es que hay un tercer contendiente -quizá el más importante- que el shale oil (petróleo de esquisto) que se produce en EEUU a través de la técnica del fracking (fracturación hidráulica). EEUU es a día de hoy el mayor productor de petróleo del mundo con más de 13 millones de barriles (mbd) bombeados cada día. El problema de esta industria es que los costes en los que incurre para extraer cada barril de crudo son muy superiores (aunque cada vez menos) respecto a los de países como Arabia Saudí o Irak. Si las firmas de fracking comienzan a sucumbir rápidamente, los precios del crudo podrían iniciar una escalada paulatina.
Los analistas de Deutsche Bank creen que firmas americanas podrían comenzar a tener problemas problemas en el medio plazo, ya que necesitan un petróleo en 45 dólares por lo menos para que sean rentables sus operaciones. El precio del petróleo continuará viéndose presionado mientras dure el pulso entre ambos países. “Y es probable que los productores de petróleo de esquisto (shale oil) estadounidense de tamaño pequeño y mediano sean los que más cuota de mercado pierdan, ya que, si el precio del barril de West Texas Intermediate (WTI) se mantiene por debajo de los 35 dólares durante un largo periodo de tiempo, la mayoría de los productores de shale oil no podrán generar suficiente caja para financiar las inversiones de capital necesarias para mantener sus actuales niveles de producción”.
Carsten Fritsch, economista de Commerzbank, comenta en una nota que “el precio del petróleo podría caer por debajo de los mínimos vistos a comienzos de 2016. En abril existe una amenaza real de que la oferta inunde el mercado. Además de Arabia Saudí, que va a incrementar su producción hasta máximos históricos de 13 mbd, se espera que otros países de la OPEP como Emiratos Árabes Unidos, Kuwait e Irak amplíen considerablemente su producción. Rusia también podría aumentar su producción en 500.000 barriles por día a corto plazo. Si la situación en Libia también mejora y la producción de petróleo aumenta de nuevo, se podrían agregar al mercado hasta 5 millones de barriles por día”.
Si todas estas variables se cumplen, “el mercado petrolero se enfrenta una sobreoferta sin precedentes en el segundo trimestre, especialmente debido a que la pandemia de coronavirus está desacelerando la demanda. La Agencia Internacional de Energía incluso espera que la demanda mundial de petróleo caiga este año por primera vez desde la crisis económica de 2009”, advierte el analista alemán.
La Agencia de la Energía de EEUU (EIA por sus siglas en inglés) se muestra más cauta y no cree que los países de la OPEP y Rusia incrementen tanto su producción como dicen o al menos eso es lo que muestran sus previsiones a corto plazo. La EIA calcula que el desequilibrio entre oferta y demanda podría estar cerca de los 2 mbd (a favor e la oferta) durante el segundo trimestre de este año, una cantidad nada despreciable, pero lejos de los 3 o 4 mbd que salen de sumar a la oferta actual las promesas hechas por Arabia Saudí, Rusia y el resto de países inmersos en la guerra de precios.
De este modo, la EIA cree que durante 2020 se producirán un fuerte incremento de los inventarios a nivel global (reservas de petróleo), frente al descenso que se pudo presenciar durante 2019. Esta lucha por ganar cuota de mercado está generando una presión bajista sobre los precios del petróleo, cuyo mercado se encuentra en una clara estructura de contango, que deja entrever que hay abundancia de petróleo respecto al consumo del mismo. En los próximos meses, si la presión del coronavirus se mantiene, la guerra de precios no cesa y el fracking aguanta los primeros meses de precios bajos, el petróleo podría caer a precios no vistos en más de quince años.