El Parlamento británico ratifica el Brexit
Ya está. Ya es definitivo. El Reino Unido abandonará la UE el próximo 31 de enero. Tras 1.294 días de debates desde que se conociera el resultado del referéndum sobre la permanencia, el Parlamento británico ratificó hoy definitivamente la ley de Salida de la UE, que incluye el acuerdo negociado entre Londres y Bruselas para gestionar la marcha de forma ordenada. La Eurocámara dará su aprobación el día 29.
La votación final sobre la ley salió adelante por 330 votos a 231, un resultado que se daba por hecho desde que la contundente victoria de Boris Johnson el mes pasado pusiera fin a dos años de empate parlamentario infinito entre partidarios y detractores de la salida. “Con esta ley, devolveremos la supremacía de la ley británica sobre la europea y la soberanía a esta Cámara, restableciendo la confianza en el Parlamento y en nuestra democracia”, dijo el ministro del Brexit, Steve Barclay.
El Gobierno celebró haber cumplido así su promesa de “completar el Brexit” para “poder pasar a otros asuntos”, como la sanidad o el cambio climático, pero la realidad es que ahora viene lo más duro: negociar un nuevo acuerdo comercial con la UE en apenas 11 meses. La nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que ayer visitó Downing Street, ya advirtió a Johnson de que “no hay tiempo” para negociar un tratado profundo en menos de un año, y que habrá que priorizar unas pocas áreas, lo que llevaría a un acuerdo mucho más reducido e insuficiente que el que la UE ha firmado con otros países como Japón o Canadá. Además, recordó que cuanta más independencia legal y regulatoria quiera Reino Unido, menor será su acceso al mercado común europeo, que exige aceptar reglas y supervisores comunes.
Con todo dicho ya desde hace meses y el resultado conocido de antemano, el debate fue bastante aburrido. Uno de los portavoces laboristas, Paul Blomfield, pidió al primer ministro que “no sobreestimara” el mandato electoral y se creyera que tiene carta blanca para “imponer un modelo concreto de relación a toda costa”. En su opinión, el Gobierno “debe ir con sensibilidad y cuidado” a las negociaciones con la UE y no apostar por el Brexit más duro por defecto. A continuación, la también laborista Thangam Debbonaire dijo que votaban “en contra de esta ley, no del Brexit”, y que “si la negociación acelerada del Gobierno con la UE resulta ser un éxito, seremos los primeros en celebrarlo”.
Con la oposición laborista bastante silenciada, ya que aún está lamiéndose las heridas y buscando un nuevo líder, las críticas más duras vinieron del Partido Nacionalista Escocés (SNP), que rechaza rotundamente la salida del bloque comunitario y quiere un segundo referéndum de independencia. “Habréis ganado el Brexit duro, pero habéis perdido Escocia. La batalla del Brexit se ha perdido, pero la batalla de la independencia emieza ahora”, dijo el diputado del SNP Pete Wishart.
Pero el tono más feliz vino de la bancada de los eurófobos ‘tories’, que celebran su victoria definitiva. En el debate de enmiendas, habían pedido tocar la campana del Big Ben -que está cerrado por obras- a las 23 horas del 31 de enero, cuando se haga oficial la separación. El Gobierno rechazó la propuesta, pero uno de estos diputados, Mark Francois, dijo hoy que estaba dispuesto a subir él mismo con un martillo para tañir la campana a mano. Hace unos meses, había dicho estar dispuesto a demoler el Parlamento a martillazos y totar sus piezas al Támesis si no se aprobaba el Brexit más duro. Las cosas han cambiado mucho en menos de seis meses.