El FMI exige al G20 un estímulo fiscal
El Fondo Monetario Internacional y su directora gerente, Kristalina Georgieva, exigen a los gobiernos de todo el mundo una mayor colaboración, especialmente en el frente fiscal, para enfrentar las consecuencias económicas de la pandemia del COVID-19. En un blog publicado por la institución, se recuerda que en el punto álgido de la crisis financiera y cómo receta para enfrentar la Gran Recesión de 2009, los países del Grupo de los 20 acordaron un paquete de estímulo coordinado equivalente al 2% del PIB mundial, es decir, más de 900.000 millones de dólares.
“Más allá las acciones positivas de los países individuales, a medida que el virus se extiende, el caso de un estímulo fiscal global coordinado y sincronizado se fortalece”, señala Georgieva, quien considera que la pandemia requerirá una respuesta coordinada.
El FMI da la bienvenida a las medidas fiscales ya anunciadas por distintos países, entre ellos EEUU, donde se priorizan inmediatamente el gasto en salud y los necesitados. “Sabemos que las medidas integrales de contención, combinadas con un monitoreo temprano, disminuirán la tasa de infección y la propagación del virus”, señaló la máxima funcionaria del Fondo animando a los gobiernos a continuar y expandir estos esfuerzos para llegar a las personas y empresas más afectadas, con políticas que incluyen un aumento de las bajas por enfermedad remuneradas y una desgravación fiscal específica.
En segundo lugar, el FMI hace referencia a la política monetaria. Según sus recomendaciones, en las economías avanzadas, los bancos centrales deben continuar apoyando la demanda y aumentar la confianza aliviando las condiciones financieras y asegurando el flujo de crédito a la economía real. En este sentido cita la decisión del domingo de la Reserva Federal llevar los tipos de interés al 0%, instigar nuevas compras de activos por valor de 700.000 millones de dólares, gestionar sus proyecciones a futuro y recortar los requisitos de reserva.
También se respalda la decisión de los principales bancos centrales de orquestar al unísono una flexibilización monetaria y la apertura de líneas de intercambio para disminuir las tensiones del mercado financiero mundial.
“En el futuro, puede ser necesario orientar estas directrices a las economías de mercados emergentes”, asegura Georgieva haciendo mención a los datos del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) de la semana pasada que señalaron como los inversores han sacado ya alrededor de 42.000 millones de dólares de los mercados emergentes desde el comienzo de la crisis. Estas salidas de capital son las más grandes que jamás hayan registrado entre los mercados emergentes.
Es por ello que el FMI estima que la acción política de los bancos centrales en los mercados emergentes y las economías en desarrollo tendrá que equilibrar el desafío especialmente difícil de abordar las fugas de capital con la crisis en las materias primas. “En tiempos de crisis, como en la actualidad, las intervenciones cambiarias y las medidas de gestión de los flujos de capital pueden complementar útilmente la tasa de interés y otras acciones de política monetaria”, explica la directora gerente del FMI.
Otra vía a tener en cuenta es la respuesta de los reguladores. Los supervisores del sistema financiero deben tratar de mantener el equilibrio entre preservar la estabilidad financiera, mantener la solidez del sistema bancario y mantener la actividad económica. “Esta crisis pondrá a prueba si los cambios realizados a raíz de la crisis financiera cumplirán su propósito”, reconoce Georgieva.
Desde el FMI recuerdan que la institución está lista para movilizar su capacidad de préstamos de un billón de dólares para ayudar a sus 189 miembros. Como primera línea de defensa, el Fondo puede desplegar sus herramientas de respuesta de emergencia flexible y de rápido desembolso para ayudar a los países con necesidades urgentes.