Alemania muestra su debilidad justo cuando crece la amenaza del coronavirus
La oficina de estadísticas Destatis confirma que el PIB de Alemania se estancó en el cuarto trimestre de 2019, con un desplome en la inversión de equipo del 2% y un crecimiento nulo del consumo. Los datos desagregados abren dudas sobre si la principal economía del euro ha dejado atrás un año de pesadilla, marcado por la guerra comercial y la crisis industrial, y más teniendo en cuenta que la amenaza del coronavirus está comenzando a golpear a Europa.
La economía despidió 2019 con un crecimiento anual del 0,6%, el ritmo más bajo en siete años, después de esquivar la recesión técnica por los pelos, cuando a mitad de año la guerra comercial y la incertidumbre del Brexit golpeó con especial virulencia a las exportaciones y a la poderosa industria alemana.
Según han avanzado los trimestres lejos de consolidarse una mejora de la economía, el PIB germano encaró la recta final del año con encefalograma plano, frente a la expansión del 0,2% del tercer trimestre, con el consumo privado estancado, la fortaleza de la demanda interna a mantenido a flote a la economía en los peores momentos, mientras las inversiones del sector privado se hundieron un 2%. En concreto, el gasto en maquinaria retrocedió un 2,6%, el más bajo en 3 años y medio.
Los datos más significativos han sido la aportación negativa de las exportaciones del 0,6%, preocupante para una de la economías más abiertas del mundo, y la contribución positiva del 0,6% del PIB trimestral de los inventarios empresarial. Algo que para los expertos no es buena señal porque indica que el sector privado se está preparando para nuevas curvas en los próximos trimestres.
“No se espera un repunte en la economía alemana, de hecho, en ausencia de un repunte significativo en el comercio mundial o de un estímulo fiscal adicional, es difícil ver que la economía alemana abandone la ralentización en el corto plazo”, Carsten Brzeski, economista jefe de ING en Alemania.
Ya durante el año pasado se abrió en Alemania el debate de si la economía necesitaba una inyección económica para recuperar el brío. El Gobierno de coalición de Merkel se negó en redondo a pesar del superávit presupuestario y de la presión del BCE y de la patronal de la industria para lanzar un paquete fiscal que impulsara la economía.
Ahora la crisis sanitaria, la economía alemana se enfrenta a un nuevo desafío. Con el sector industrial todavía sin confirmar la recuperación, a pesar de los esperanzadores datos de PMI, los expertos se han visto eclipsados ??por el posible impacto económico adverso del coronavirus. Alemania está expuesta a una caída de la demanda del mercado asiático y de los posibles problemas en la cadena de suministro.
Las empresas están divididas sobre el impacto potencial de la epidemia. Puma señaló la semana pasada que el virus no afectará su negocio a largo plazo y pronostica un aumento del 10% en los ingresos este año. Mientras el fabricante de ropa deportiva Adidas, ha sido menos optimista, indicando problemas en los negocios chinos desde el brote.
El prestigioso Instituto IFO ayer apuntó que la economía alemana apunta a un crecimiento del 0,2% para el primer trimestre del año, tras un nuevo repunte de la confianza empresarial en febrero. Sin embargo, el dato ha quedado obsoleto ante el brote de la enfermedad en Italia.