Airbus activa el modo “supervivencia”
El consejero delegado de Austrian Airlines, Alexis von Hoensbroech, vaticina un futuro complicado para la aviación tras el coronavirus y no espera que la demanda se recupere antes de 2023. “El mundo al que volamos será diferente. La gente viajará de nuevo, pero la economía, el turismo y las necesidades de los pasajeros habrán cambiado”, ha explicado el primer espada de la filial de Lufthansa tras anunciar una reducción de su flota. El análisis de Von Hoensbroeh es ampliamente compartido por el sector y muchas aerolíneas ya han empezado a retrasar las fechas de entrega de los aviones, cancelar pedidos y acelerar la jubilación de otros para reducir su tamaño y capacidad para adaptarse a la crisis de la demanda que seguirá a la pandemia.
Una estrategia que ha llevado a Airbus a activar “el modo supervivencia” y reducir los costes operativos, limitar las inversiones para preservar la liquidez y adaptarse a “la nueva realidad de sus clientes”, explica Guillaume Faury, presidente del fabricante europeo. Así, la compañía ha decidido recortar un 33% el ritmo de producción de aviones comerciales sine die y, entre otras cosas, frenar el desarrollo del avión eléctrico e híbrido. No en vano, la firma ha recibido una oleada de aplazamientos y varias cancelaciones, como el pedido de 10 A350 realizado por Latam a principios de año.
“No sé si se podrá volver a recuperar el ritmo, ni cuándo. Se ha tomado esta medida para ayudar a nuestros clientes y adaptarnos a nueva realidad del mercado”
“Revisaremos la decisión de bajar la producción dentro de un mes por si hay que ajustarla pero no sé si se podrá volver a recuperar el ritmo, ni cuándo. Se ha tomado esta medida para ayudar a nuestros clientes, que están sufriendo mucho con la crisis del coronavirus, y para adaptarnos a nueva realidad del mercado y sus necesidades”, asevera Faury en un conferencia telefónica con periodistas. Y es que, el alto directivo también asume que “el mundo de la aviación será muy distinto” cuando pase la emergencia sanitaria.
El modelo que más se ha visto afectado por el ajuste es su best seller: el Airbus A320. La compañía cerró 2019 con un ritmo de producción de 60 aviones al mes y el objetivo de llegar a 63 en 2021. Objetivo que ha quedado desterrado de los planes de los próximos dos o tres años ya que la compañía europea ha aprobado recortar la producción un 41% a los 40 aviones al mes. La familia A350 y A330 también están incluidas en los ajustes de capacidad ya que Airbus tiene previsto fabricar un máximo de seis A350 al mes, frente a los 9 o 10 actuales mientras que apenas saldrán dos A330 de las líneas de producción cada mes (la compañía trabaja sobre una base de once meses de actividad).
En cuanto al A220, el modelo más pequeño que compró a Bombardier, Airbus cerró la planta de Canadá (Montreal) hace unas semanas pero mantiene intacto el plan de reabrirla el próximo 13 de abril. “Estamos preparando nuestras operaciones para reiniciar progresivamente la producción a una cadencia de cuatro aviones al mes, que planeamos estabilizar hasta mediados de 2021”, explica la multinacional. La planta de Mirabel (Montreal) tiene capacidad para fabricar diez aviones al mes.
“Nuestra industria es la más impactada por el coronavirus y tenemos que ser realistas con la evolución del mercado y la nueva realidad de nuestros clientes”, explicó a Faury a para justificar por qué había aceptado que las compañías aplazasen las entregas de los aviones. En este punto, reconoció que en marzo sólo han podido entregar 36 unidades de las distintas familias frente a las 50 registradas en febrero debido “a la solicitud de algunos clientes de aplazar los pedidos y otros factores relacionados con el Covid-19”.
Además, la reducción del ritmo permitirá a la compañía reducir más costes operativos aunque de momento descarta poner en marcha un ERE. “Estamos usando las medidas de flexibilidad laboral que tenemos disponibles como vacaciones o reducción de horas y no tenemos pensado nada más”, señaló.
Lo que sí que reconoció es que las inversiones no esenciales para la supervivencia, como el desarrollo del avión eléctrico se iban a ver paralizadas temporalmente. “La apuesta por la sostenibilidad sigue en la agenda pero en el corto plazo vamos a priorizar otros gastos ya que estamos centrados en sobrevivir. Seguiremos con los planes pero los vamos a ralentizar porque ahora hay otras prioridades, como proteger el futuro de la empresa”, expone el primer espada. Y es que, el objetivo de la compañía es preservar la liquidez en un momento de incertidumbre y de caída de los ingresos, lo que además le ha llevado a cancelar el dividendo, reducir la actividad en plantas y lograr nuevas líneas de financiación.